¿Cuánto nos cuesta comunicar lo que queremos? Ser claros en lo que deseamos no es tan sencillo como creemos y las inteligencias artificiales o IA’s, como chat Gpt o Bard, incluso Midjourney, nos demuestran la importancia de saber comunicar con precisión lo que queremos, tomar decisiones y aprender de ellas.
Este desafío de la inteligencia artificial, no implica tener el mejor ‘prompt’ sino tener la claridad de lo que queremos hacer y saberlo comunicar. Nuestra comunicación será uno de los grandes retos y la oportunidad de mejora que tenemos ante el avance de la IA.
La revelación del desafío de la inteligencia artificial
En los últimos meses hemos recibido una avalancha de información sobre inteligencia artificial que vemos con asombro, incertidumbre y otras emociones, como angustia y temor. El miedo de ser reemplazados por aplicaciones o robots, es cada día más real y es alimentado a diario por gran cantidad de mensajes de ‘expertos’ que así lo aseguran. Si analizamos el tema, tiene tanto de información como de desinformación.
Hay que tener presente que el cambio es permanente e inevitable y seguirán apareciendo soluciones nuevas, la mayoría enfocadas a simplificar nuestro quehacer y facilitar procesos. Esta no es una noticia nueva, ya que la venimos esperando por años, deseando que algo nos ayude en nuestros oficios. Ahora, ¿Cuál es el problema? Que el acceso a estas soluciones las tengamos todos, o solo unos pocos, o que no entendamos cómo aprovecharla.
Mientras recibimos toda clase de titulares apocalípticos, quienes hemos usado algunas de las tantas aplicaciones de IA en nuestras labores, nos enfrentamos a tener que dar respuesta a estas preguntas:
- ¿Qué queremos pedirle?
- ¿Cómo describir eso que queremos?
- ¿Cómo enseñarle, o entrenarla, para que nos dé lo que queremos?
Responder estas preguntas es el gran desafío y hasta parece una tarea fácil, aunque tengamos presente que, además de tener claro lo que queremos, se debe aprender a expresarlo en los términos de la IA, que es otro tema.
El problema de la ambigüedad y el dilema de las interpretaciones
No somos tan claros, como creemos, al comunicar lo que queremos y cuando de dar órdenes se trata, tal vez, sin darnos cuenta, la ambigüedad ha sido, en ocasiones, nuestra aliada, como también nuestra peor enemiga.
Negar que podemos ser ambiguos en nuestra comunicación, puede pasarnos factura al usar las IA’s.
El dilema al tener una comunicación ambigua, es que el receptor del mensaje, o sea la IA para este caso, no se sentirá segura de lo que le están pidiendo, induciendola a dar respuestas inexactas o irrelevantes, a cometer errores y generar ‘malos entendidos’.
Es importante que quien genera el mensaje (emisor), se asegure de que el receptor del mismo entienda lo que quiso decir y no desde su propia mirada, evitando así la interpretación equivocada.
La excusa de dar rienda suelta a la creatividad al no ser claros y usar adjetivos sin especificaciones, no ayuda. Los adjetivos tienen contextos tan amplios, que permiten definir algo con exactitud y hablan más por las referencias propias, que por la de los demás; de ahí el problema de las malas interpretaciones.
El ‘mal uso’ de adjetivos y calificativos
¿Qué te viene a la mente si te piden desarrollar algún trabajo, como escribir un texto o hacer un diseño o ilustración, usando el calificativo ‘creativo’? ¿Cuáles serían tus referencias?
Especificar que debe ser algo ‘moderno’, ‘espectacular’ o ‘innovador’, ¿podría ayudarte?
Tal vez, si complementan con que no debe ser ‘muy llamativo’, pero tampoco ‘muy discreto’, ¿sería suficiente?
¿Qué crees que haría la IA con estas instrucciones? ¿El resultado sería el indicado?
Decorar la información no ayuda. Por el contrario, amplía el espectro a un mundo de interpretaciones que puede no tener relación con el pedido que se hace. Desglosar la información, ser más conciso y hacer hincapié en los detalles, ayuda a que seamos más concretos y específicos para no dejar espacio a dudas, suposiciones o malas interpretaciones.
Enfrentar un espacio en blanco
Un espacio en blanco resulta intimidante para todos, incluso para quienes tienen claro lo que quieren hacer con él. Las IA’s no sufren de esto y dan rienda suelta a las órdenes que se les imparten. Han sido entrenadas para esto y aprenden todo el tiempo, incluso de nosotros, de nuestros pedidos y de ‘sus errores’ que tal vez son los nuestros.
Hoy, estamos entrando en una época donde no importa si tienes el conocimiento específico, la técnica o la habilidad para enfrentar este espacio en blanco, sino lo que importa es que tengas la idea clara y que sepas cómo expresarla. En ese punto, empezamos a padecer, al darnos cuenta que nuestra comunicación es una competencia por desarrollar.